Quienes seguimos la actualidad internacional estamos ahora divididos entre los acontecimientos que están ocurriendo en Georgia, la guerra de Ucrania, los choques regionales en el Cuerno de África y ahora la situación de Siria. Esto es un no parar.
En concreto, en Siria se está dando una situación muy interesante porque cuesta trabajo entenderla. Para tener una mínima idea de lo que está ocurriendo en aquel país de Oriente Próximo, primero hay que saber quiénes son los actores en esta nueva guerra civil y quienes son los beneficiados en este río revuelto. Primero vamos con las facciones, que podemos muy resumidamente reducir a cuatro:
- en el noroeste están los kurdos que en el anterior episodio de violencia (la Primavera Árabe) consiguieron hacerse con una pequeña fracción al noroeste del país y que ahora han extendido su influencia hasta las orillas del río Éufrates y que son una minoría étnica, que se puede calcular en unos seis millones de personas repartidos entre Turquía, la propia Siria y otros países fronterizos. Luchan por su propia supervivencia y aspiran a tener un estado propio; para eso encontraron la ayuda de Estados Unidos porque lucharon fieramente contra el ISIS pero Turquía los odia a muerte porque el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, es considerado una organización terrorista dentro de Turquía y la minoría kurda del sudeste de Turquía es una fuente constante de problemas que no encaja con el nuevo sueño imperialista otomano.
- Turquía se ha convertido en un actor principal en la guerra de Siria porque apoya a todo el que luche contra los kurdos y de hecho ya ha invadido una parte de la propia Siria para intentar crear una zona de seguridad que aísle su propio territorio de la zona kurda de Siria.
- en el noroeste de Siria hay un todo un totum revolutum de facciones islamistas más o menos afines a Turquía o a Irán. Todas ellas se odian a muerte entre sí y a su vez odian a muerte al régimen de Bashar el Assad. En otras condiciones todos ellos serían considerados organizaciones terroristas pero como ahora son musulmanes matando musulmanes, se les considera combatientes en una guerra civil. Parece que viendo que matarse entre ellos no les era productivo, han llegado a una tregua entre ellos para dedicarse a luchar contra el enemigo común; el problema es que aunque todos odian al régimen de Damasco para cada uno de ellos el enemigo es distinto porque unos podrían ser aliados de los turcos, otros de los kurdos y otros de Irán y, a la vez, enemigos mortales entre sí.
- en el sureste del país alrededor de la capital, Damasco, está el gobierno de la dinastía de los Assad que se sostiene en su propio ejército pero sobre todo gracias al apoyo ruso al que pagan con una base aérea y, lo más valioso, un importante puerto en Tartus que es el único punto de apoyo de la flota rusa fuera de sus fronteras y que le permite tener presencia en el Mediterráneo. Assad dirige un régimen laico pero que se ha demostrado de una brutalidad ilimitada y que no dudó en utilizar gases venenosos contra su propia población cuando vio la más mínima posibilidad de ser derrocado.
Todos estos actores cuentan con apoyos exteriores que les llegan desde otros países árabes, empezando por Irán pero sin perder de vista que en esta guerra civil se juegan muchos intereses Turquía, Rusia, Israel, Estados Unidos y las monarquías árabes. A Siria está llegando una cantidad indecente de dinero para armas desde todos sitios y, salvo que la situación se estanque y se establezca un nuevo status quo, por ahora parece que los enfrentamientos van a seguir durante algunas semanas al menos.
La gran pregunta, la que titula este artículo, es ¿a quién beneficia este enfrentamiento?
De entrada ya sabemos que Irán es uno de los grandes perjudicados porque había invertido muchos miles de millones de euros en crear infraestructuras en Siria para asegurarse un corredor hasta la frontera de Israel que es su archienemigo. Ahora mismo Irán está atravesando una crisis económica brutal que no le permite seguir mandando dinero con la misma facilidad que hace unos años y además sus proxies Hamás y Hezbolá están al borde del colapso por la respuesta israelí a los atentados del siete de octubre de 2023.
Rusia tampoco es la beneficiada porque durante un tiempo soñó con ser un imperio que podía extender sus tentáculos por todo el mundo y ese brillante estratega que ha resultado ser Vladimir Putin pensó que establecerse en el Oriente Medio iba a ser una buena inversión a largo plazo pero resulta que solo le está dando quebraderos de cabeza y ahora mismo, además, ya no tiene los soldados disponibles para intervenir en ninguna parte del mundo porque bastante tiene con la que le está cayendo en Ucrania. De hecho, se calcula que llegó a disponer de más de sesenta mil soldados desplegados en Siria pero ahora son menos de veinte mil. Por supuesto, Rusia va a apoyar a al régimen de al Asad todo lo que pueda porque lo único que le hace falta ahora a Putin es ver como los islamistas masacran a sus 20.000 soldados desplazados en Siria, que ahora tampoco disponen de mucho equipo porque todo lo que había se trasladó a Ucrania y en el Oriente Próximo han dejado muy poco material de primer nivel. Y eso sin contar que Siria es uno de los mayores compradores de equipo militar ruso y les deben un dineral; si ganan los rebeldes esa deuda se quedará sin pagar.
Turquía tiene una economía cogida con alfileres y una situación política que está derivando peligrosamente de la democracia hacia una dictadura presidencial en la que Erdogan pretende eternizarse para devolver el Imperio otomano al lugar que ellos imaginan que ocupó algún día entre las grandes potencias globales. En realidad la guerra en Siria es un verdadero descosido para el presupuesto turco y aunque consiguieran aumentar su zona de influencia directa o a través de las milicias que financian, sólo conseguirían asegurarse garantizarse nuevos gastos que hipotequen su futuro. La guerra es carísima, todas las guerras lo son, y Turquía tiene unos desequilibrios económicos bastante serios como para meterse en aventuras internacionales; pero ahí están.
Los kurdos tal vez sean los más beneficiados con toda esta situación porque la debilidad del régimen de Damasco les garantiza la pervivencia del estado que están gestando en el noroeste de Siria. Aunque todos los yihadistas les odian porque se enfrentaron contra ellos en uno u otro momento, la verdad es que hora mismo no son un problema para nadie excepto, claro está, para los turcos.
Dejando al lado otros actores que están más retirados del conflicto como pudieran ser Estados Unidos, las monarquías árabes, Egipto o la Unión Europea, la verdad es que el único actor relevante a quien le beneficia todo este jaleo que hay montado en Siria es a Israel. Ahora mismo en Tel Aviv se están vendiendo muchos cubos de palomitas para observar cómo todos los enemigos de Israel se matan entre ellos: Hezbollá, el ISIS, el ejército sirio, los iraníes y todo tipo de movimiento islamista (una verdadera sopa de siglas que no vale la pena aprenderse tomar salvo que se sea un analista profesional).
Es particularmente curiosa la situación de Hezbolá, que ahora atraviesa uno de sus momentos más bajos y que justo cuando pensaba lanzarse a una gloriosa guerra contra el ogro israelí, va a tener que salir a dar la cara por Irán matando a otros islamistas y dejándose la piel en nombre de los ayatolás en una tierra que no es la suya… pero quien paga, manda. Ya veremos cómo se les da el combate en igualdad de condiciones ¡defendiendo al régimen de El Assad!
En mi opinión, tal vez la guerra civil en Siria entre todo tipo de facciones islamistas sea algo bueno para el resto del mundo porque mientras están entretenidos matándose entre ellos, por lo menos no están cometiendo atentados en Europa o en el resto del mundo. Igual visto con cierta distancia y un punto de cinismo, la guerra de Siria es hasta buena para el resto del planeta. Un análisis de realpolitik para España, seguramente diría que lo mejor que puede pasar es que este enfrentamiento se perpetúe y que todas las facciones islamistas se consuman hasta agotarse en sus respectivas yihads contra los otros bandos en liza.
Pero tú no te has parado ni un segundo a pensar en las víctimas ¿verdad? Parece que la guerra fuese solo un juego de intereses y que los seres humanos no tuviesen ninguna importancia.
Claro que me he parado a pensar en las víctimas, empezando por las ciento noventa y una de Madrid y siguiendo con las de las ramblas de Barcelona y otros atentados menores en España que es lo que me pilla más cerca.
Después pienso las víctimas de todo esos grupos yihadistas que cada año aniquilan si la menor compasión a miles de personas con una brutalidad que aquí en Occidente nos sorprendería; en Irak, en el Kurdistán, en Cachemira, en todos los sitios donde están estas milicias islamistas hay unos atentados brutales en los mercados, en las plazas, en las mezquitas que ponen los pelos de punta
Y en tercer lugar me he parado a pensar en la víctimas de la guerra pero, en realidad, viendo como se comportan creo que todas esas tribus religiosas sean suníes, chiíes o de la clase que sean, justifican totalmente la violencia ejercida por sus milicias así que yo, sinceramente, no las veo tanto como víctimas sino como partes no combatientes de la facción.