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viernes, 15 noviembre 2024

Errores más comunes: lo que no debes hacer en una campaña

NegociosErrores más comunes: lo que no debes hacer en una campaña

En el marketing de guerrilla, la creatividad y el ingenio son los ingredientes clave para lograr que una campaña sobresalga. Sin embargo, por más brillantes que puedan parecer las ideas iniciales, muchas campañas fracasan por cometer errores que, aunque previsibles, pueden tener un impacto negativo enorme en la imagen de la marca. El problema no está tanto en la idea en sí, sino en la ejecución, en no prestar atención a detalles cruciales que pueden determinar el éxito o el fracaso de una acción de guerrilla. Por eso, es fundamental conocer bien qué no hacer para evitar caer en trampas que podrían arruinar el esfuerzo invertido.

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Uno de los errores más graves y frecuentes es no definir claramente los objetivos de la campaña. El marketing de guerrilla se caracteriza por su capacidad de generar impacto con recursos limitados, pero si no se tiene claro desde el principio qué se quiere conseguir, es muy probable que los esfuerzos se disipen y no generen los resultados esperados. Algunas marcas se lanzan a realizar acciones de guerrilla sin un objetivo claro más allá de llamar la atención. El resultado suele ser una campaña que, aunque puede ser creativa, no tiene una dirección clara ni consigue reforzar la estrategia general de marketing. Tener una idea brillante no es suficiente; es necesario alinear esa idea con los objetivos de la marca, ya sea generar notoriedad, incrementar las ventas, captar nuevos clientes o simplemente posicionar el producto.

Otro error recurrente es no entender bien al público objetivo. En el marketing de guerrilla, la segmentación es esencial, ya que, a diferencia del marketing masivo, se busca impactar de manera directa a un grupo concreto de personas. Sin embargo, algunas campañas no consiguen conectar con el público porque no están adecuadamente adaptadas a sus intereses, valores o formas de consumo de información. Un ejemplo típico es intentar sorprender o divertir a una audiencia que no comparte el mismo sentido del humor o que se siente incomodada por una propuesta demasiado atrevida o irreverente. En este caso, la campaña no solo no tendrá el efecto deseado, sino que incluso puede generar rechazo o mala prensa.

La falta de planificación es otro de los grandes fallos en las campañas de guerrilla. Aunque este tipo de marketing parece muchas veces improvisado y espontáneo, la realidad es que detrás de cada acción de guerrilla hay una estrategia bien diseñada y una planificación detallada. Sin embargo, es frecuente ver campañas que se ejecutan de manera precipitada, sin tener en cuenta factores esenciales como la elección del lugar adecuado, el momento preciso o los recursos necesarios para la implementación. Las marcas que no planifican correctamente suelen terminar con acciones de guerrilla que pasan desapercibidas o, peor aún, que causan molestias o problemas logísticos que arruinan por completo la experiencia.

Relacionado con esto, es habitual encontrar errores en la elección del entorno o del contexto donde se desarrolla la campaña. Una de las características del marketing de guerrilla es su capacidad de utilizar el entorno de forma innovadora. Sin embargo, si no se elige el lugar adecuado, la campaña puede no tener el impacto esperado. Las marcas deben asegurarse de que la localización sea la correcta para su público objetivo y para el mensaje que quieren transmitir. Colocar una intervención en un lugar poco transitado, por ejemplo, puede ser un desperdicio de recursos, ya que no logrará el nivel de visibilidad necesario. De la misma manera, realizar una acción en un sitio donde el público no está receptivo o donde pueda haber interferencias externas también puede sabotear la efectividad de la campaña.

Otro error bastante común es subestimar el presupuesto necesario para ejecutar correctamente una acción de guerrilla. Aunque se asocia con campañas de bajo coste, el marketing de guerrilla no es “gratis”. Las marcas que no asignan los recursos suficientes pueden encontrarse con problemas en la calidad de la ejecución, lo que afecta directamente la percepción que el público tiene de la marca. Por ejemplo, si una intervención visual en la calle no se lleva a cabo con el nivel de calidad suficiente, el mensaje puede perderse o, peor aún, transmitir una imagen de descuido o amateurismo. No es necesario gastar grandes sumas de dinero, pero sí asegurarse de que los recursos invertidos sean suficientes para lograr un resultado profesional y acorde a las expectativas del público.

Otro fallo crítico es no prever las posibles repercusiones que puede tener una campaña de guerrilla. Debido a la naturaleza disruptiva y, en ocasiones, transgresora de este tipo de marketing, es fundamental tener en cuenta cómo puede reaccionar el público y los medios ante la acción. A menudo, las campañas que buscan ser provocadoras o polémicas pueden generar reacciones negativas si no se gestionan adecuadamente las expectativas del público o si no se miden las consecuencias. No todas las marcas pueden permitirse una campaña que genere controversia, y algunas acciones pueden dañar la imagen de la marca en lugar de reforzarla. Es importante tener en cuenta no solo cómo queremos que la gente reaccione, sino también cómo podrían malinterpretar la campaña.

Un error más sutil pero igualmente dañino es falta de seguimiento tras la campaña. Muchas marcas se centran tanto en la ejecución de la acción de guerrilla que olvidan lo que viene después. En el marketing tradicional, las campañas suelen ir acompañadas de un análisis detallado de resultados, pero en el marketing de guerrilla, las marcas a veces no toman el tiempo necesario para medir el impacto de la acción o para continuar la conversación con el público. Si la campaña tiene éxito, es crucial aprovechar ese momento para mantener el interés del público, ya sea a través de interacciones en redes sociales, seguimiento mediático o acciones posteriores que refuercen el mensaje.

Finalmente, uno de los errores más comunes y menos perdonables es no obtener los permisos necesarios. El marketing de guerrilla a menudo implica intervenciones en espacios públicos o privados, lo que puede requerir autorizaciones por parte de la Administración o de los propietarios de los lugares donde se va a realizar la campaña. Pasar por alto este paso puede tener consecuencias graves: desde multas hasta la interrupción de la campaña en pleno desarrollo. Además, el hecho de realizar una acción sin permisos puede generar una mala imagen para la marca, que será vista como irresponsable o negligente. Incluso si la acción es creativa y disruptiva, si no se ha respetado el proceso legal, el efecto puede ser completamente negativo.

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