Ya estamos en la Plaza de Abajo como todos los años esperando a que acaben de subir la calle Real.
Todos los años suben igual de lentos e igual de desorganizados. Debe ser que esta cabalgata es así.
Luego tiene de bueno que un Rey se acerca a la puerta de tu casa y te llama por tu nombre para entregarte los regalos.
También tiene su gracia el que la cabalgata sigue existiendo pese a que cada vez hay menos niños y la mitad de ellos tengan que vestirse para formar parte de la propia cabalgata.