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martes, 19 noviembre 2024

Alcalá de Henares: el Madrid que pudo ser y no fue

Ocio y culturaAlcalá de Henares: el Madrid que pudo ser y no fue

Alcalá de Henares pudo haber sido la capital de España si no fuera porque los consejeros de Felipe II querían huir de cualquier centro de poder religioso para gobernar el imperio con independencia y en el siglo XVI Alcalá de Henares era un emporio económico, cultural y religioso. Esta ciudad, que seguro has escuchado mencionar, no solo es famosa por ser la cuna de Cervantes, sino que también tiene un encanto que justifica pasar allí una larga mañana o un día entero.

La historia de Alcalá de Henares

Alcalá de Henares, conocida en la antigüedad como Complutum, tiene sus raíces en la época pre-romana. Sin embargo, fue bajo el dominio romano cuando alcanzó una importancia significativa. Los restos arqueológicos, como los mosaicos y la red de calzadas, son un claro testimonio de la relevancia de Complutum en aquella época. Este asentamiento no solo era un centro comercial, sino también un punto estratégico en la península.

Con la caída del Imperio Romano, Alcalá vivió períodos de ocupación visigoda y más tarde musulmana. Durante la Reconquista, la ciudad pasó a manos cristianas, y fue en este período cuando se construyó su famoso alcázar. Este alcázar no solo era una fortaleza sino también una residencia real, y su presencia alteró significativamente el paisaje urbano de Alcalá.

El evento que cambió para siempre el destino de Alcalá fue la fundación de su universidad en 1499 por el Cardenal Cisneros. Este hecho marcó el inicio del Siglo de Oro de la ciudad. La Universidad de Alcalá se convirtió en uno de los centros de aprendizaje más importantes de Europa, atrayendo a intelectuales de todas partes. Fue aquí donde se imprimió la primera Biblia políglota, una obra monumental que reflejaba el espíritu humanista de la época.
Cuna de Cervantes

Una de las figuras más emblemáticas asociadas a Alcalá de Henares es, sin duda, Miguel de Cervantes, autor de «Don Quijote de la Mancha». Nacido aquí en 1547, Cervantes es quizás el hijo más famoso de la ciudad. Su nacimiento en Alcalá y su contribución a la literatura mundial han dejado una huella imborrable, convirtiendo a la ciudad en un lugar de peregrinaje para amantes de la literatura.

Tras el Siglo de Oro, Alcalá experimentó un período de declive. La universidad fue trasladada a Madrid, y la ciudad perdió parte de su esplendor académico y cultural. En el siglo XX, Alcalá experimentó un renacimiento cultural y académico. La reinstauración de su universidad en 1977 fue un momento decisivo. En 1998, la UNESCO declaró a Alcalá de Henares Patrimonio de la Humanidad, reconociendo no solo su rica historia y arquitectura, sino también su contribución cultural continua.

Cómo llegar

Si estás en Madrid, llegar a Alcalá es pan comido. Un tren desde Atocha te dejará en el centro de Alcalá en menos de una hora. Esto es lo que más me ha gustado, su accesibilidad. También puedes ir en coche pero, ya sabes, te espera un buen rato buscando aparcamiento y lo encontrarás a más de los seiscientos metros que hay desde la estación del tren hasta el centro del casco antiguo.

Lo que no te puedes perder de Alcalá de Henares

La Casa Natal de Cervantes

Este es el lugar donde nació Miguel de Cervantes. La visita a esta casa-museo es un viaje al pasado. Cada habitación cuenta una historia, y créeme, sentirás que Don Quijote podría aparecer en cualquier momento.

La Universidad de Alcalá

Esta no es una universidad cualquiera. Fundada en 1499, su arquitectura renacentista te dejará boquiabierto. El Paraninfo es especialmente impresionante, y es donde se entrega el Premio Cervantes cada año.

El centro histórico

Caminar por el centro histórico es como pasear por un libro de historia. Las calles empedradas, los edificios antiguos y las plazas llenas de vida son lo que más me ha gustado. No te pierdas la Calle Mayor, una de las calles porticadas más largas de Europa.

La Catedral Magistral

Esta Catedral no es solo un lugar de culto, sino también un monumento histórico. Lo que más me ha llamado la atención es que es una de las pocas catedrales magistrales en el mundo, lo que significa que cada uno de sus canónigos debe ser un doctor en teología.

Gastronomía

La comida aquí es para chuparse los dedos. Los platos típicos como las migas alcalaínas, el cochinillo asado o los dulces de convento son lo que más me ha gustado. Y no te olvides de los vinos de la región, son excepcionales aunque no tengan el glamour y las marcas de otras regiones de España.

Migas Alcalaínas: esto es lo que más me ha gustado. Las migas alcalaínas son una delicia que no puedes dejar de probar. Tradicionalmente hechas con pan duro, ajo, chorizo y panceta, este plato es sencillo pero lleno de sabor. Especialmente en un día frío, las migas son el abrazo culinario que todos necesitamos.

Cochinillo asado: aquí el cochinillo asado es una obra maestra. Cocinado lentamente hasta que la piel está crujiente y la carne tierna y jugosa, este plato es una experiencia en sí misma. Acompañado con un buen vino de la región, te aseguro que es un manjar digno de reyes.

Almendras garrapiñadas: estas pequeñas delicias son el toque dulce perfecto para terminar una comida y una garantía de una visita al dentista si las tomas con frecuencia y después no te enjuagas bien la boca. Las almendras, recubiertas en una capa crujiente de caramelo, son adictivas. No te sorprendas si te encuentras comprando una segunda bolsa para el camino de vuelta.

Dulces de convento: para los amantes de lo dulce, Alcalá tiene sus joyas. Aparte de las almendras garrapiñadas, no te puedes perder los bizcochos y pastas de las conventuales. Estos dulces, hechos en conventos por monjas, son una tradición y tienen un sabor que, honestamente, es celestial.

Consejos prácticos

Alcalá se puede visitar perfectamente en una mañana o en un día entero si te quedas a comer. No vale la pena alojarse allí a no ser que lo tomes como punto de partida para conocer otros sitios de la región, incluido Madrid.

Sólo una nota sobre el clima mesetario, que puede traer temperaturas altísimas en julio y agosto y un frio que pela en enero o febrero.

Y otra cosa: al estar tan cerca de Madrid, Alcalá está llena de madrileños así que si la quieres visitar, hazlo en una época que no sea propicia para los capitalinos o en la que no haya ningún evento de cierta importancia porque es una ciudad relativamente pequeña y todo se satura a poco que las hordas del ejque y el dabuti se dejen caer por allí.

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