Las gyoza japonesas, pequeños bocados rellenos que han conquistado los paladares más allá de las fronteras de Japón, encierran en su interior no solo una deliciosa mezcla de ingredientes sino también una rica historia. Originarias de China, donde son conocidas como jiaozi, su llegada a Japón se produjo hace siglos, pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando comenzaron a popularizarse en todo el país. La adaptación japonesa de estas empanadillas ha sabido encontrar un lugar en la mesa de los comensales, diferenciándose de sus parientes chinos en aspectos como el grosor de la masa y los métodos de cocción.
Los ingredientes imprescindibles para la elaboración de las gyoza incluyen una delgada envoltura de masa, generalmente hecha de harina de trigo, y un relleno que combina carne de cerdo picada, repollo, cebolla verde, jengibre y ajo. A estos componentes básicos, se les añade habitualmente salsa de soja, aceite de sésamo y mirin (un tipo de vino de arroz dulce), que juntos crean un sabor complejo y profundamente satisfactorio.
La preparación de las gyoza implica rellenar las obleas de masa con la mezcla de carne y verduras, para luego plegarlas y sellarlas formando pequeñas empanadillas. Aunque existen diversas formas de cocinarlas, las más comunes son al vapor, hervidas o a la plancha (gyoza al estilo Yaki), siendo esta última la variante más popular en los restaurantes. Las gyoza al estilo Yaki se caracterizan por tener una base crujiente, con el resto de la empanadilla cocida al vapor, creando una agradable combinación de texturas.
En cuanto a las variedades, aunque la versión con carne de cerdo es la más extendida, también se pueden encontrar gyoza de verduras, de pollo y, en algunas ocasiones, rellenos más innovadores que incluyen mariscos o ingredientes específicos de la cocina japonesa, como el shiitake o el bambú.
Para disfrutar de las gyoza de manera auténtica, se recomienda sumergirlas ligeramente en una salsa compuesta por salsa de soja, vinagre de arroz y un toque de aceite de chile, que realza los sabores del relleno y añade un punto de acidez y picante. Tradicionalmente, se sirven como entrante o acompañamiento, compartidas en el centro de la mesa para que todos puedan degustarlas.
La popularidad de las gyoza en los restaurantes japoneses de España puede atribuirse a varios factores. En primer lugar, su formato pequeño y compartible se alinea perfectamente con la cultura española del tapeo, haciendo de las gyoza una opción ideal para disfrutar en grupo. Además, la creciente apreciación y curiosidad por la cocina japonesa ha llevado a un mayor interés por platos auténticos y tradicionales. Finalmente, la versatilidad de las gyoza, capaces de adaptarse a distintos gustos y preferencias mediante la variación de sus rellenos, las convierte en un plato atractivo para un amplio espectro de comensales. Este conjunto de cualidades, unido a la exquisita combinación de sabores y texturas, ha cimentado su lugar en el panorama gastronómico español, donde continúan ganando adeptos día tras día.
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