A mí me fascinó Matrix cuando salió en 1999. Aunque a fin de cuentas solo se trate de una reedición en formato de ciencia cine de ciencia ficción de los antiguos mitos griegos o de la vida es sueño de Calderón de la Barca, Matrix con su despampanante panoplia de efectos digitales entraba por el ojo.
Como suele hacer Hollywood con todos estos éxitos, se dedicó a estirar el chicle y completaron la historia con dos secuelas en las que supuestamente se cerraba el círculo y se daba por contada toda la historia. No es difícil imaginar que a partir de ahí todo vaya cuesta abajo porque los ejecutivos de Hollywood no entienden de cine sino que es sus hojas de cálculo solo aparece el valor de marca y la rentabilidad del activo. El estudio seguirá sacando películas de Matrix o de cualquier otro éxito mientras el dinero invertido se recupere con la taquilla y los derechos de explotación, merchandising, etcétera. A ellos les da exactamente igual si por el camino la marca queda absolutamente desprestigiada porque también saben que dentro de 20 años se podrá volver a hacer una nueva versión adaptándose a los efectos especiales o al modo de hacer cine que haya entonces y la nostalgia vencerá sobre cualquier tropezón de la saga. Pura matemática financiera.
La noticia de que Warner Bros. ha decidido avanzar con una quinta entrega de la saga «Matrix» es una manifestación clara de la tendencia actual de Hollywood de apostar por franquicias consolidadas, buscando rentabilizar al máximo el amor y la nostalgia que el público siente por ellas, dicho finamente, o por estirar el chicle hablando en plata. Este fenómeno no es nuevo, pero sí cada vez más pronunciado, especialmente en una era en la que los estudios cinematográficos se enfrentan al desafío de atraer al público a las salas de cine en un contexto de creciente consumo de entretenimiento en el hogar.
«Matrix», iniciada en 1999, se ha convertido en un ícono de la ciencia ficción, no solo por su innovador uso de efectos especiales y su profunda filosofía, sino también por cómo expandió sus horizontes con secuelas, animaciones y videojuegos, creando un universo complejo y cautivador. Sin embargo, el camino no ha sido siempre ascendente; «Matrix Resurrections» (2021), la cuarta entrega que se puede considerar sin compasión como un truño monumental, no cumplió las expectativas en taquilla, llevando a muchos a pensar que la saga había llegado a su fin y a otros muchos a desear que así fuera durante mucho tiempo. Pese a ello, Warner Bros. ha decidido no solo continuarla sino hacerlo sin la participación directa en el guion o la dirección de los hermanos, ahora hermanas, Wachowski, quienes habían sido los arquitectos del universo «Matrix» hasta ahora.
Drew Goddard, conocido por su trabajo en películas como «Monstruoso» y «Guerra Mundial Z», así como por series de televisión de culto como «Buffy, cazavampiros», ha sido el elegido para escribir y dirigir «Matrix 5». Este cambio en la batuta creativa plantea interrogantes sobre la dirección que tomará la saga, especialmente teniendo en cuenta que hasta ahora, Keanu Reeves como Neo y Carrie-Anne Moss como Trinity han sido figuras centrales e irremplazables para los fans. La elección de este tipo de director, un auténtico machaca del cine comercial, nos permite hacernos una idea de por dónde van a ir los tiros: cine correcto para todos los públicos, algo de inclusividad para satisfacer a los colectivos de moda y una historia que no incomode a nadie.
Aún no se ha revelado mucho sobre la trama de «Matrix 5», pero los comentarios de Jesse Ehrman, presidente de producción de Warner, sugieren una intención de expandir y honrar el canon establecido por las Wachowskis, en lugar de reiniciarlo. Esto indica que, a pesar del cambio de liderazgo creativo, hay un deseo de mantener una coherencia con el legado de la saga, algo esencial para no alienar a los seguidores de largo recorrido.
Es evidente que este movimiento por parte de Warner Bros. se inscribe en una estrategia más amplia de aprovechamiento de franquicias existentes. La decisión de anunciar «Matrix 5» podría verse como un intento de lanzar un globo sonda, aprovechando el aniversario de la saga para generar expectativas y ver cómo responde el público. En este sentido, Hollywood demuestra una vez más su inclinación por lo seguro, por las apuestas que minimizan los riesgos financieros en una industria cada vez más competitiva y fragmentada.
Lo que está claro es que «Matrix 5» se enfrenta a varios desafíos, no solo en cuanto a cumplir o superar las expectativas de los aficionados, sino también en demostrar que aún hay historias relevantes y emocionantes que contar dentro de este universo. La saga «Matrix» siempre ha sido sinónimo de innovación y redefinición de los límites del cine de ciencia ficción. La pregunta ahora es si «Matrix 5», bajo la dirección de Goddard y sin las Wachowskis en el timón creativo directo, podrá mantener ese espíritu innovador o si se inclinará más hacia la explotación de la nostalgia y el legado de sus predecesoras.
En un mundo ideal, «Matrix 5» sería una obra que no solo honrase lo que vino antes, sino que también empujase los límites de lo que puede ser el cine de ciencia ficción en el siglo XXI. Sin embargo, el éxito de esta empresa no está garantizado sin más bien todo lo contrario. Los estudios cinematográficos, en su búsqueda de rentabilidad, a menudo olvidan que lo que hizo grande a películas como «Matrix» en primer lugar fue su disposición a tomar riesgos y su capacidad para ofrecer algo nuevo y desconocido. Será interesante ver si «Matrix 5» logra equilibrar estas dinámicas pero yo soy bastante pesimista.