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martes, 19 noviembre 2024
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Paris – Montmartre – Subir al Sacré Coeur

Paris - Montmartre - Le mur dans je t'aime
Subir al Sacré-Cœur es, sin duda, una de las experiencias más icónicas para quienes visitan París por primera vez. Situada en la cima de la colina de Montmartre, la majestuosa Basílica del Sagrado Corazón no solo es un símbolo religioso y cultural, sino también un mirador espectacular que ofrece vistas panorámicas incomparables de la ciudad. Sin embargo, lo que muchos visitantes descubren al llegar a Montmartre es que la subida al Sacré-Cœur no es solo una simple visita turística, sino casi una peregrinación en sí misma, una parte integral de la experiencia de explorar París. Las diferentes formas de llegar a la cima de la colina han convertido este ascenso en una atracción por derecho propio, y cada opción de subida ofrece una perspectiva única de la aventura.

La subida clásica: Escaleras de Montmartre

La forma más tradicional de subir al Sacré-Cœur es a pie, utilizando las famosas escaleras que parten desde la base de la colina en la Plaza Saint-Pierre. Estas escaleras son probablemente la opción más popular entre los turistas y locales por igual, y la razón de ello es sencilla: el esfuerzo de subir a pie es recompensado con vistas impresionantes a lo largo del camino. Las escaleras de Montmartre, con sus múltiples niveles y terrazas, ofrecen una experiencia visual en constante cambio, donde cada tramo revela una nueva perspectiva de la basílica y de París que se extiende detrás.

El trayecto a pie está compuesto por 222 escalones, que están divididos en varias plataformas, lo que permite hacer pequeñas pausas para descansar o simplemente para disfrutar del paisaje. A medida que uno sube, el bullicio de la ciudad va quedando atrás y se empieza a percibir una sensación de tranquilidad, mientras la cima se aproxima con cada escalón. Aunque para algunos puede ser un desafío físico, la subida a pie se convierte en una experiencia casi meditativa, una forma de prepararse para la majestuosidad de la basílica que les espera arriba.

Uno de los aspectos más atractivos de esta opción es la sensación de progresión visual. Al subir los escalones, uno puede observar cómo el horizonte de París se va abriendo poco a poco. El esfuerzo físico de la subida se combina con una experiencia estética única: el paisaje urbano de París se despliega gradualmente a los ojos del visitante, desde los tejados más cercanos hasta los monumentos emblemáticos que se distinguen en la distancia, como la Torre Eiffel o el Arco del Triunfo. Esta opción, sin duda, es para aquellos que disfrutan de un paseo activo y del encanto del ascenso lento, donde cada paso trae consigo una nueva recompensa visual.

El Funicular de Montmartre: La opción cómoda y rápida

Para quienes prefieren evitar el esfuerzo físico o simplemente buscan una opción más rápida y cómoda, el Funicular de Montmartre es una alternativa ideal. Inaugurado en 1900 y modernizado varias veces desde entonces, el funicular ofrece una manera sencilla y eficiente de llegar a la cima en poco más de un minuto. Este sistema de transporte es especialmente popular entre aquellos que desean llegar rápidamente a la basílica o que, debido a su edad o estado físico, prefieren no enfrentarse a las escaleras.

El funicular se encuentra también en la Plaza Saint-Pierre, justo al lado de las escaleras principales. La experiencia en el funicular es breve, pero ofrece vistas panorámicas a través de sus grandes ventanales mientras asciende suavemente por la colina. Para muchos turistas, tomar el funicular es parte de la aventura y una forma de disfrutar de Montmartre sin esfuerzo. El billete para el funicular es el mismo que se utiliza en el metro de París, por lo que es una opción conveniente y económica, especialmente para quienes ya disponen de un pase de transporte.

Aunque el funicular carece del aspecto meditativo y físico de la subida a pie, tiene su propio encanto. El trayecto rápido ofrece una vista dinámica del entorno, y permite a los visitantes experimentar la emoción del ascenso sin tener que hacer una pausa larga en su recorrido. Además, la accesibilidad del funicular lo convierte en una opción inclusiva, asegurando que todas las personas, independientemente de su capacidad física, puedan disfrutar de la experiencia de llegar a la cima de Montmartre y visitar el Sacré-Cœur.

Los senderos laterales: Alternativas más tranquilas

Además de las escaleras principales y el funicular, Montmartre ofrece otras rutas más tranquilas para quienes buscan una experiencia menos concurrida. En los lados de la colina, especialmente a lo largo de las calles como la Rue Lepic o la Rue du Chevalier-de-la-Barre, existen senderos más estrechos y serpenteantes que también conducen a la basílica. Estas rutas, aunque menos directas que las escaleras, ofrecen una alternativa más pintoresca para quienes disfrutan de una caminata pausada a través de las pequeñas calles adoquinadas de Montmartre.

Subir por estos senderos laterales tiene su propio encanto, ya que se pasa por casas antiguas, jardines escondidos y pequeños cafés que parecen haber sido olvidados por el tiempo. Para quienes buscan una experiencia más tranquila y reflexiva, estas rutas ofrecen la oportunidad de explorar Montmartre a un ritmo más relajado, sin las multitudes que suelen encontrarse en las escaleras principales o en el funicular. Además, al evitar la ruta más directa, los visitantes pueden disfrutar de rincones más íntimos y menos conocidos del barrio, lo que añade una capa extra de descubrimiento a la subida.

Uno de los aspectos más atractivos de estos senderos es que permiten experimentar Montmartre desde una perspectiva más local. A lo largo del camino, se pueden ver pequeños estudios de artistas, viviendas históricas y tiendas de barrio que ofrecen una ventana al día a día de quienes viven en esta zona de París. Aunque el destino final sigue siendo la basílica, el viaje por estas rutas ofrece una experiencia más personalizada y menos turística, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan una conexión más profunda con Montmartre y su historia.

El Petit Train de Montmartre: Para una experiencia relajada

Otra forma alternativa de subir al Sacré-Cœur, especialmente popular entre las familias y aquellos que prefieren una opción más relajada, es el Petit Train de Montmartre. Este pequeño tren turístico recorre las calles de Montmartre, haciendo paradas en varios puntos de interés antes de llevar a los visitantes hasta la cima de la colina. Aunque es más una atracción turística que un medio de transporte tradicional, el Petit Train ofrece una forma divertida y cómoda de llegar a la basílica, permitiendo a los pasajeros sentarse y disfrutar del recorrido sin tener que caminar.

El tren comienza su recorrido en la Place Blanche, cerca del Moulin Rouge, y pasa por diversas calles emblemáticas de Montmartre antes de llegar al Sacré-Cœur. Durante el trayecto, una narración en varios idiomas proporciona información sobre la historia y los puntos destacados del barrio, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes desean aprender más sobre Montmartre mientras se dirigen a la basílica. El Petit Train es especialmente popular entre quienes visitan Montmartre por primera vez, ya que combina transporte y turismo en una experiencia accesible y amena.

Si bien esta opción no ofrece la misma conexión física o emocional con la subida que otras alternativas, sigue siendo una forma entretenida de explorar Montmartre y llegar al Sacré-Cœur. El Petit Train tiene un encanto propio, con su aire pintoresco y su capacidad para acercar a los visitantes al barrio de manera lúdica y relajada.

Subir en bicicleta: Una opción para los más aventureros

Para los más aventureros y deportistas, una opción menos común pero cada vez más popular es subir al Sacré-Cœur en bicicleta. Aunque las empinadas calles de Montmartre suponen un desafío para los ciclistas, la recompensa al llegar a la cima es incuestionable. Alquilar una bicicleta o utilizar las estaciones de bicicletas compartidas de París, conocidas como Vélib', permite a los visitantes recorrer Montmartre de una manera más rápida y dinámica, mientras disfrutan de la libertad de moverse por sus callejuelas y plazas.

Subir en bicicleta no es apto para todos, ya que la inclinación de las calles requiere cierta habilidad y resistencia física. Sin embargo, para quienes están dispuestos a enfrentarse a la pendiente, la experiencia es gratificante. A medida que se sube, la bicicleta ofrece una forma más personal de interactuar con el entorno, permitiendo detenerse en cualquier momento para tomar fotos o simplemente disfrutar del ambiente del barrio. El ciclismo en Montmartre, aunque desafiante, es una forma de conectar con el barrio desde una perspectiva más activa y deportiva.

La subida como peregrinación

Más allá de las distintas formas de subir, lo que hace especial la subida al Sacré-Cœur es el acto en sí mismo. Para muchos, subir la colina de Montmartre es una especie de peregrinación simbólica, donde el viaje hasta la cima es tan importante como la propia visita a la basílica. El esfuerzo físico, ya sea subiendo las escaleras o caminando por los senderos laterales, se convierte en una experiencia casi espiritual, en la que el ascenso a la cima de la colina evoca una sensación de logro y anticipación.

La basílica del Sacré-Cœur, con su imponente cúpula blanca, parece invitar a los visitantes a acercarse paso a paso, ofreciendo no solo una visita a un monumento, sino una conexión más profunda con el lugar y su historia. La propia subida, con sus vistas cambiantes y sus pequeñas recompensas a lo largo del camino, refuerza la sensación de estar avanzando hacia algo monumental, tanto en lo físico como en lo emocional.

Para aquellos que visitan París por primera vez, la subida al Sacré-Cœur es una experiencia obligatoria. No importa cómo se elija llegar a la cima, ya sea a pie, en funicular, en tren o en bicicleta, el ascenso a Montmartre se convierte en una parte integral del descubrimiento de París.

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