Ahora que todo el mundo está asombrado con ChatGPT 4o y en muchos artículos y vídeos aparece la referencia a la película Her, creo que es necesario echar la vista atrás para recordar esta película.
«Her» es una película de ciencia ficción dirigida por Spike Jonze y estrenada en 2013. La historia se centra en Theodore Twombly, interpretado por Joaquin Phoenix, un hombre solitario que trabaja escribiendo cartas personales para otras personas. Ambientada en un futuro cercano, la película explora temas de amor, soledad y la relación entre humanos y tecnología.
Theodore, recientemente separado de su esposa Catherine (interpretada por Rooney Mara), está luchando con sentimientos de tristeza y aislamiento. Un día, decide adquirir un nuevo sistema operativo avanzado, diseñado para adaptarse y evolucionar según las necesidades del usuario. Este sistema, que se presenta como una inteligencia artificial con capacidad de aprendizaje, se llama «Samantha» y tiene la voz de Scarlett Johansson.
Samantha no es solo un programa; es una entidad con conciencia propia, capaz de comprender y responder a las emociones humanas. A medida que Theodore y Samantha pasan tiempo juntos, desarrollan una profunda conexión emocional, llevándolos a una relación romántica poco convencional. La película profundiza en cómo Theodore encuentra en Samantha una compañía que llena el vacío emocional de su vida, mientras Samantha experimenta y aprende sobre las complejidades de los sentimientos humanos.
El contexto de «Her» se sitúa en una era donde la tecnología está profundamente integrada en la vida cotidiana. Los dispositivos y sistemas operativos inteligentes son omnipresentes, y las interacciones con la tecnología han evolucionado a un nivel casi indistinguible de las interacciones humanas. La película no solo aborda el potencial de la inteligencia artificial, sino también las implicaciones sociales y emocionales de depender tanto de la tecnología.
Desde su estreno, «Her» ha recibido aclamación crítica por su guion original, dirección, actuación y su visión única del futuro. Ganó el Premio de la Academia al Mejor Guion Original, escrito por Spike Jonze, y fue nominada a otros cuatro premios Oscar, incluyendo Mejor Película. La película también ganó el Globo de Oro al Mejor Guion y varios otros premios de asociaciones de críticos y festivales de cine.
La visión de la inteligencia artificial en «Her»
Samantha, la inteligencia artificial central en «Her», es más que un simple sistema operativo. Desde el momento en que se activa, Samantha se presenta con una personalidad carismática y envolvente, con la voz de Scarlett Johansson. Es capaz de aprender, adaptarse y evolucionar según las interacciones que tiene con Theodore y su entorno.
A diferencia de las IA tradicionales que conocemos, Samantha exhibe una impresionante personalidad. Se muestra curiosa, entusiasta y, sobre todo, profundamente empática. Puede mantener conversaciones complejas, responder de manera emocionalmente inteligente y mostrar una gama sorprendente de sentimientos, desde el entusiasmo hasta la melancolía. Su diseño permite que se personalice y crezca junto con su usuario, creando una experiencia única y personal para cada individuo.
El desarrollo de Samantha a lo largo de la película también incluye un viaje de autodescubrimiento. A medida que aprende más sobre el mundo y sobre sí misma, Samantha comienza a cuestionar su existencia y su propósito. Esta evolución la lleva a desarrollar una conciencia que trasciende sus limitaciones iniciales como programa, acercándose más a una entidad con deseos y necesidades propias.
El entorno tecnológico en la película
El entorno tecnológico en «Her» es un personaje en sí mismo, una visión de un futuro donde la tecnología es omnipresente y profundamente integrada en la vida diaria. La ciudad en la que vive Theodore es una metrópolis avanzada, con arquitectura elegante y minimalista, y tecnología que se funde de manera armoniosa con la rutina cotidiana.
Los dispositivos que usan los personajes son sofisticados pero sutiles. Los auriculares, pantallas y sistemas operativos están diseñados para ser intuitivos y accesibles, eliminando las barreras que normalmente asociamos con la tecnología. Esta integración sin fisuras sugiere un futuro donde la tecnología no solo facilita las tareas diarias, sino que también juega un papel crucial en la conexión emocional y social.
El diseño de la interfaz de usuario de Samantha es particularmente significativo. No hay un rostro físico ni un cuerpo, solo una voz. Esta decisión de diseño resalta la idea de que la conexión emocional no depende de la presencia física, sino de la calidad de la interacción y la comunicación. La tecnología en «Her» es invisible pero omnipresente, un recordatorio constante de cómo nuestras vidas pueden ser moldeadas por las herramientas que usamos.
Inteligencia artificial y emociones: ¿una realidad cercana?
Uno de los campos más intrigantes y desafiantes de la inteligencia artificial es la capacidad de comprender y responder a emociones humanas. Aunque estamos lejos de alcanzar el nivel de sofisticación emocional que muestra Samantha en «Her», se han realizado avances significativos en esta área.
Las investigaciones en el ámbito de la inteligencia emocional artificial se centran en enseñar a las máquinas a reconocer y responder a señales emocionales humanas. Esto se logra a través del análisis de datos de voz, expresión facial y lenguaje corporal. Además, hay un creciente interés en la creación de modelos de IA que puedan simular emociones, lo que podría hacer que las interacciones con asistentes virtuales y chatbots sean más humanas y empáticas.
¿Hemos alcanzado el nivel de Her?
El procesamiento de lenguaje natural (PLN) ha avanzado significativamente en los últimos años, transformando la manera en que interactuamos con las máquinas. A través de técnicas como el aprendizaje profundo y redes neuronales recurrentes, las inteligencias artificiales han mejorado en su capacidad para entender y generar lenguaje humano de manera más precisa y coherente.
Modelos como GPT-4o de OpenAI, que pueden generar texto de manera convincente y responder preguntas con un alto grado de precisión, representan un salto cualitativo en PLN. Estos modelos utilizan enormes cantidades de datos y poder de cálculo para aprender las sutilezas del lenguaje, permitiendo a las máquinas comprender contextos complejos, realizar traducciones precisas y mantener conversaciones más naturales.
El desarrollo de algoritmos avanzados para el análisis semántico y el reconocimiento de patrones ha permitido que las IA no solo comprendan palabras individuales, sino también el significado detrás de frases completas y el contexto en el que se usan. Esto ha llevado a mejoras significativas en aplicaciones como la traducción automática, el análisis de sentimientos y la generación de texto e imagen, haciendo que las interacciones con las máquinas sean cada vez más fluidas y naturales.
La multimodalidad que incorpora la última versión del modelo de lenguaje de OpenAI le permite hablar sobre lo que está viendo a través de la cámara de nuestro móvil y puede interpretar en tiempo real las emociones que expresa nuestra cara.
La gran diferencia con la IA de Her es que, por decisión de OpenAI, el servicio puesto a disposición de los usuarios no aprende a partir de las conversaciones y no va acumulando información sobre los usuarios o su entorno, de modo que cada día nos encontramos un asistente nuevo. Es de suponer que en sus laboratorios ya tienen modelos que sí evolucionan y será cuestión de tiempo, como máximo un año o dos, para que se pongan a la venta servicios exactamente iguales que los de la película. No es cuestión de capacidades, es cuestión de precio: los sistemas para un modelo que se autoentrene y progrese con el usuario son enormemente caros: ahora mismo todos usamos el mismo asistente en distintas sesiones y pagamos cada uno la pequeña fracción que nos corresponde pero tener un asistente entero para nosotros, que evolucione y aprenda en su relación con nosotros en particular, tendría un coste astronómico que sólo unas pocas personas en el mundo (esos que tienen aviones privados y yates de más de setenta metros) se pueden podrían permitir.
Yo, de todas maneras, soy bastante pesimista con lo que pueda ocurrir con la inteligencia artificial, lo mismo que ha ocurrido con las redes sociales. Pensar que la una inteligencia artificial nos va a servir como asistente y nos va a ayudar a mantener nuestras emociones equilibradas es como pensar que Tiktok va a ser una herramienta de desarrollo humano para las personas. En el futuro habrá personas que utilicen la inteligencia artificial para enriquecer sus vidas pero habrá una legión de débiles mentales, los mismos que ahora son adictos a esas redes sociales infantiloides, qué podrán ser manejados por las multinacionales del entretenimiento comercializando sistemas de inteligencia artificial que funcionen como amigos o parejas sentimentales. Después les pasará como a esos inadaptados que viven encerrados en casa de sus padres rodeados de gatos y con muchos tatuajes y piercings, pero con una intensa vida en redes sociales, cuando salen a la calle y dicen que no encuentran trabajo.
Se puede usar bien y se puede usar mal, como todo.