Una vez perdida la brújula de la lucha obrera, la izquierda occidental se lanzó a la búsqueda de nuevas causas que justificaran su existencia.
Así hemos visto cómo los partidos socialistas y comunistas han pasado a ser de ser marxistas-leninistas a ser ecologistas, feministas y por supuesto pro palestinos. El problema que tienen todas esas causas es que, en general, encierran cierto desprecio por la ciencia y los hechos comprobados y se abandonan a teorías medievalistas en las que cualquier iluminado puede soltar cualquier patochada y todos los demás le seguirán a pies juntillas.
Es un ejemplo muy claro es cómo nuestra Secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, programa alegremente que la gordofobia es fascista y de repente aparece una masa enfervorizada acusando de fachas a todos los que avisan de los peligros del sobrepeso.
Con la causa palestina pasa algo parecido: la imagen de pueblo injustamente maltratado por la Historia que han conseguido labrarse, les ha ganado enormes simpatías entre la izquierda española pero la realidad histórica demuestra que los palestinos han sido un actor tan despiadado como los demás en la lucha por el territorio en el Oriente Próximo. Sus reivindicaciones actuales sobre el territorio de Israel tienen exactamente el mismo fundamento que las reclamaciones que hace Israel o que podrían hacer cualquiera de las muchas etnias y confesiones establecidas en la zona pero, salvo para los fanáticos, pierden toda legitimidad desde el momento en que se apoyan en la violencia.
Para engañar a la gente hace falta que no sepan de lo que se le está hablando.
Así se explica el interés que tienen los comunistas y socialistas en arruinar la educación en España.
Si consiguen que las nuevas generaciones sean unos completos analfabetos, como lo están consiguiendo, podrán tergiversar la historia de Palestina, la de Cataluña, la de las Vascongadas o la de cualquier rincón de España que se invente una nueva historia gloriosa en la que existieron reinos de un pasado brillantísimo aunque contradiga a la Historia, a los hechos y a la verdad.
Nos quieren analfabetos y sumisos.
Da igual lo que diga la historia, de lo que se trata no es de comprobar los hechos y analizar quién tiene derechos históricos sobre el terreno por dos razones.
La primera es porque realmente ningún pueblo tiene derechos históricos sobre un territorio sino que la fijación de la población y la acumulación histórica de infraestructuras y edificios es lo que hace que un territorio pertenezca a un pueblo pero eso puede cambiar con el tiempo y la historia está llena de ejemplos en los que todos los derechos históricos y todas las zarandajas que se quieran, han cambiado de manos porque una guerra ha movido la frontera en una u otra dirección.
En segundo lugar no hay que tener en cuenta todos esos derechos históricos porque no se trata de mirar hacia atrás para ver quien puede aniquilar a otra parte sino que se trata de mirar hacia el futuro y ver cómo se utilizan los recursos existentes para garantizar que todos los que quieran vivir en paz en un territorio puedan dar lo mejor de sí mismos en beneficio de toda la comunidad. Empeñarse en disputas sobre derechos históricos, banderas, fronteras y todo ese tipo de cuestiones, sólo nos lleva a perpetuar los enfrentamientos y a garantizar que el odio y la violencia seguirán existiendo allí donde todo se reduzca a los derechos que generaron los antepasados.
Con Palestina está pasando lo mismo que está pasando con toda la política hoy día: no importa los datos, los hechos o los argumentos; solo importa el relato.
En la política moderna para que la gente te siga, solo tienes que inventar una historia que conmueva sus sentimientos. Eso generará un ruido mediático a tu favor que se propagará por los medios y las redes sociales y una vez que ese relato esté establecido, ya dará igual lo que haga el rival porque nunca se podrá ganar a quienes están convencidos de algo independientemente de que sea real o no.
Es que les pasa con todo, ahora mismo les está pasando con lo de la amnistía, que hace dos meses decían que la amnistía era inconstitucional y que no se podía dar por ninguna causa pero ahora le ha dicho el jefe que tienen que decir que la amnistía es imprescindible para pacificar Cataluña y allí están todos dando palmas con las orejas.
Es increíble la poca falta de criterio que tienen y yo creo que se debe a que no tiene información, ni educación ni fundamento y por eso cualquier cosa que se les diga parece verdad.
Yo creo que al final se acabará acuñando en el español una frase que sea algo así como «tienes menos criterio que un votante del PSOE» o «te tragas más trolas que un votante del PSOE».
Es cuestión de tiempo.