A mí no me ha sorprendido en absoluto la victoria de Sergio Massa, del partido peronista, en la primera vuelta de las elecciones argentinas.
La victoria responde al modelo clientelista que tanto el peronismo en Argentina como el PSOE en España practican de toda la vida. Si se dan pagas por no trabajar a millones de personas y se suben las pensiones de forma descontrolada y se promete a los trabajadores públicos que ya no tendrán ni que acudir al puesto de trabajo (se llama teletrabajo) lo normal es que todas esas promesas y beneficios se acaben transformando en votos.
Es la forma más básica de corrupción política que consiste en comprar los votos con el dinero público para perpetuarse en el poder.
Nada nuevo bajo el sol.
La cuestión no es si los votos de Patricia Bullrich van a ir para Javier Milei, que yo estoy convencido de que lo harán en un 90%, la verdadera cuestión es si existe o no una bolsa de votos que no ha salido a la luz en la primera vuelta, que corresponde a millones de perceptores de planes y asignaciones sociales, que podría lanzarse en masa a las urnas por el miedo a perder su paga.
De todas maneras nos queda un mes muy interesante en Argentina para ver cómo va evolucionando el proceso electoral y en unas semanas veremos si los argentinos eligen adecuadamente entre Milei o la bancarrota.
Sólo queda esperar y ver.
El ejemplo español de julio de este año no es especialmente esperanzador.
Muchos españoles miran por encima del hombro a Argentina pero son una sociedad igual que la española y los socialistas han traído hasta aquí la degradación de las instituciones que los peronistas han llevado hasta argentina.
Se empieza por la bancarrota moral y se termina por la bancarrota financiera. Es ley de vida.
Ya lo dijo El Mandaloriano: este es el camino. 😀
Peronistas y socialistas españoles están a la par en el nivel de corrupción política. Lo del PSOE votando al favor de la amnistía de los independentistas catalanes para que los independentistas catalanes voten a favor del PSOE en la próxima investidura de Pedro Sánchez, es una corrupción tan brutal del sistema democrático que deja las pagas de la Yoli a la altura de una travesura infantil.
Bueno… no tan infantil: gracias a esas pagas reciben los votos para poder negociar con Bildu y con Puigdemont.
Si recibieran votos según lo bien que lo hacen… otro gallo cantaría.