A los europeos nos cuesta entender que los más de quince mil quinientos homicidios con arma de fuego que llevan contabilizados los estadounidenses solo este año no les haga mover un dedo.
El problema tiene tales dimensiones que el año pasado las muertes por arma de fuego ascendieron a 20.200, es decir, siete veces más que las causadas por el atentado terrorista musulmán contra las Torres Gemelas y eso sin contar con que las armas de fuego también estuvieron detrás el año pasado de 28.000 suicidios.
Por poco que les guste reconocerlo a los estadounidenses, sus cifras de muertes violentas son casi tercermundistas.
La gente en general no sabe que en España es prácticamente imposible conseguir una licencia de armas. Se otorgan licencias de armas si se tiene un permiso de caza y cada vez lo están poniendo más difícil, con más exámenes y más pruebas para que la gente no tenga ni una simple escopeta.
Debe ser porque los políticos se dan cuenta de las fechorías que están haciendo y les da miedo pensar que alguna vez alguno de los agricultores arruinados, algún anciano con su vivienda okupada o un empresario arruinado por las medidas ecologistas del gobierno, se le crucen un día los cables y les atice dos escopetazos.
No deben de tener la conciencia muy tranquila.
No tengo yo muy claro que si en España se permitiese tener armas en casa coma ya eso no se fuese a traducir en un aumento de las muertes violentas con arma de fuego.
Hay que pensar que no van a ser solo las familias y los trabajadores honrados los que van a tener armas de fuego en su casa sino que si se permiten con carácter general toda la chusma podrá tener una o varias armas y eso, a mí personalmente, no me resulta especialmente tranquilizador.