La separación de poderes parece una cuestión filosófica de la que los ciudadanos no deberían preocuparse y que debería quedar reservada a las altas esferas de la política.
La realidad es que llega un momento en el que el Poder Judicial se corrompe de tal manera que los ciudadanos ya perciben que la justicia no es igual para todos y que los jueces actúan en función del color político de los encausados.
La separación de poderes es lo único que garantiza que los gobernantes se sometan a las leyes y sus abusos puedan ser castigados por los jueces.
En los regímenes socialistas no existe la división de poderes y el PSOE, no lo olvidemos, es un partido socialista.
En todos los países donde se ha implantado el socialismo la división de poderes no ha existido nunca y las órdenes, las normas vienen impuestas de arriba a abajo, desde el comité central del partido hasta los trabajadores.
A los ciudadanos no les queda más remedio, en los sistemas socialistas, que aceptar el papel que las mentes pensantes les asignan y limitarse a cumplir con las formalidades porque nadie les va a exigir ni la más mínima entrega. Por eso todos los regímenes socialistas acaban fracasando.
Y en lo político los regímenes socialistas también fracasan porque al no existir esa separación de poderes ni ningún tipo de contrapeso, los dirigentes acaban cayendo en todo tipo de aberraciones. El ejemplo más claro es el de China donde decisiones absurdas como la de matar a los gorriones para que no se comieran el grano de las cosechas, causaron la muerte de entre veinte y cincuenta millones de chinos por el efecto de las plagas de insectos que no eran devorados por los gorriones. En un sistema con separación de poderes donde al gobernante se le opone un contrapeso, decisiones tan estúpidas como esa nunca hubieran tenido lugar.
El socialismo no funciona ni ha funcionado en ningún país donde se ha implantado, da igual que sea americano como Cuba asiático como China o europeo como Alemania. No olvidemos que durante cincuenta años Alemania tuvo una mitad bajo un régimen comunista que veía cómo se morían de hambre al lado de la otra mitad del país, la capitalista, que había quedado fuera de la órbita de la Unión soviética y que progresaba a una velocidad que sólo el capitalismo ha podido ofrecer hasta ahora en la Historia.
Amén, Fernando.
La gente no es consciente del efecto demoledor de que el Tribunal Constitucional esté en manos de secuaces de Pedro sánchez.
Ahora mismo Pedro Sánchez, como cualquier dictador, como maduro en Venezuela o Díaz Canel en Cuba, puede dictar las leyes que le dé la gana o mandar hacer los disparates que le apetezca, porque todo tendrá un largo recorrido judicial pero al final acabará en el Tribunal Constitucional, donde Conde Pumpido acabará dictando una sentencia favorable al PSOE de Pedro Sánchez.
Eso es simplemente una dictadura aunque algunos no lo quieran ver y se piensen que España no es Venezuela. A todos esos hay que recordarles que Venezuela no era Cuba… antes, pero ahora sí.
Efectivamente.
En los análisis y estadísticas internacionales que se hacen sobre el estado de la democracia en el mundo existen las dictaduras y las democracias liberales pero en los terrenos intermedios también hay dictaduras que formalmente tienen la apariencia de ser una democracia y, si nos descuidamos y dejamos que Pedro Sánchez siga adelante con sus planes, ese es el camino que lleva España.
Dejaremos de ser una democracia y nos convertiremos primero en una dictadura con formas democráticas pero dentro de unos años 10, 15 o 20 años ya seremos directamente una dictadura al estilo del socialismo del siglo XXI.